Prologo
Entre la frondosidad arbórea de los bosques Rubi vivía con su abuela en una humilde cabaña, junta a ella un jardín lleno de todo tipo de flores multicolor que decoraban el lugar, haciéndolo apacible y tranquilo.
Desde la ventana de la habitación podía ver el bosque extendiéndose allá donde mirase, a Inoue, le fascinaba el cielo nocturno, sobretodo la majestuosa luna, en su regazo reposaban multitud de dibujos de la luna y las estrellas que la pequeña unía creando diferentes formas, era muy soñadora y con mucha imaginación, siempre estaba en las nubes, solía ir a un claro a tocar su flauta de pan, un regalo de su abuela.
…Octavo dia…
Remojo el paño húmedo en agua y lo extendió sobre la frente de Mina, en las ultimas noches, la fiebre persistía, la abuela de Inoue cada vez se debilitaba mas, la pequeña se sentó al lado de la cama, de repente la cálida mano de Mina cogió suavemente la de Inoue mirándola con cariño.
-Te contare algo importante de tu vida. -dijo con serena y calmada voz-.
-La pequeña miro a Mina dispuesta a escuchar el relato-.
“Antaño nuestra familia vivía en un refugió, ese lugar esta en otro plano y fue asolado debido a una guerra, aquellas criaturas ansiaban el poder mágico que poseemos, nadie conoce tu nacimiento. Eres una semidragóna feérica, tuvimos que huir antes de ser apresados y ser sometidos a experimentos, igual que tu madre y yo misma, debido a la peculiaridad de nuestra ascendencia draconica, tu cuerpo con el tiempo madurara aunque siempre permanecerá algo pequeño, los dragones feéricos no son tan grandes como los demás, entiendes eso Inoue?
-Asintió en silencio-.
“Cuando yo no este, serás la ultima descendiente y en tu destino estará proteger las cartas místicas que nuestros ancestros han guardado, la magia que hay en ti ya ha despertado y un don especial junto a ella, estas conectada a las cartas y es por eso que serás su guardiana."
Mina se concentró y en sus manos apareció una baraja de cartas plateadas, la acercó a Inoue,la pequeña la cogió y un sutil brillo la rodeo, una de las cartas levito flotando alrededor de la niña volviendo después a la baraja.
Mina prosiguió el relato haciendo una larga pausa.
Esa carta es la primera en revelarse, es la carta vibratoria, las demás seguirán ocultando su poder hasta que estés preparada, con esta carta y tu música podrás crear vibraciones, solo deberás aprender a usarlas. Pronto emprenderás un viaje y debes prepararte, ah! Y deja de contar cosas imaginarias, puedes confundir con ellas, ahora debo descansar.”
La pequeña rió traviesa y le besó la frente.
Pocos días después Mina murió a causa de las fiebres, Inoue se despidió del espíritu de su abuela con la nana que solía cantarle para dormirse.
…decimo noveno dia…
En la lejanía se observaba una fogata crepitando con fuerza, al acercarse vio alrededor del fuego varias carretas,
sin que los viajeros se percatara de su presencia entro en una de ellas quedándose dormida debido al cansancio.
-mmm...(huele ¡rico!).- un dulce pensamiento la envolvió.-
Por la ventana el sol empezaba a calentar la estancia, Inoue abrió los ojos despertándose, estaba hambrienta y rápidamente salió fuera al oler un aroma que le resultaba delicioso, sin dudarlo rodeo la carreta dirigiéndose hacia el dulce olor, quedo sorprendida al ver varias personas sentadas en troncos de madera que la miraban extrañados.
-desconocido: buenos días pequeña.-
Inoue al escucharlo se quedó quieta, no sabía que hacer pero el hambre podía mas, miraba fijamente hacia los tazones de chocolate caliente que tomaban aquellos viajeros.
-desconocido: no tengas miedo, ven y sientate con nosotros.-dijo con voz armoniosa.
Una agradable sonrisa se reflejo en el rostro de la niña, rápidamente tomo el tazón de chocolate que le ofreció junto con algunas galletas, sentándose de un saltito empezó a comer toda contenta.
-desconocido: mi nombre es Jonas y soy el director de una compañía de bardos, nos dirigimos hacia Trasia, allí actuaremos.
Inoue asintió aunque estaba mas pendiente de la comida, los artistas miraban sonrientes a la pequeña que había aparecido en su camino.
Al día siguiente la caravana emprendió la marcha llevándose con ellos a Inoue, por las noches escuchaba canciones y fabulas que le encantaban, el viaje transcurrió tranquilo hasta la ciudad de Trasia. Le aguardaban muchas cosas nuevas que aprender pero su destino ya estaba escrito, solo quedaba descubrirlo.